lunes, 15 de febrero de 2016

Josep Borrell, la contundencia hecha rigor y solemnidad en Salvados.

Jordi Evole como siempre, nos preparó ayer un nuevo programa plagado de contenidos y testimonios que no dejan a nadie indiferentes. Esta vez, fueron cinco exministros de distinto signo político, los que se dieron cita en el programa para escenificar un coloquio sobre los temas de actualidad de la política de nuestro país. Pactos, escándalos de corrupción y regeneración política fueron los principales temas tratados.

A mi me gustaría destacar dos cuestiones diferentes, pero bajo mi punto de vista, más relevantes que todas las intervenciones restantes que tuvieron lugar en esa mesa. La primera fue que los exministros del Partido Popular no descartaban un escenario en el que Mariano Rajoy se retirara de la carrera por llegar a la Moncloa en aras de conseguir un gobierno sin Podemos. Esto puede tener varias lecturas:

La primera sería saber, salvo en el caso de Esperanza Aguirre, que es por todos conocido, que peso siguen albergando estos exministros del Partido Popular en su partido como voces autorizadas. Me explico. Hacer una afirmación tan contundente ante esa posibilidad a la que he hecho referencia, a parte de plantear un escenario que yo personalmente no me había planteado, y que no había tenido gran visibilidad mediática como plausible, o bien cuenta con un gran apoyo dentro de los fueros internos de la formación conservadora, y por tanto es un mensaje y una posibilidad que se baraja en el seno de la formación azul (al menos por una parte), o fue simplemente un posicionamiento y una opinión de aquellos que ya no sienten el peso de la presión interna y no se ven sometidos a la disciplina de partido, y por tanto sus declaraciones no son más que una mera expresión de un parecer sin un respaldo contundente. Aunque no por ello debe ser menos tenida en cuenta por sus colegas de Génova.

La otra, que es la que da título a esta entrada. Es como Josep Borrel comienza esta tertulia aumentando su protagonismo de menos a más, con un tono de voz sereno y pausado, que va calando en el ambiente de la mesa, creando un respetuoso silencio a su alrededor por parte de los demás contertulios, forjado en el rigor de unos argumentos poco efectistas, pero más mesurados y sopesados sobre la actualidad política, que los esgrimidos por ejemplo con mucho desparpajo y bastante demagogia, por la mucho más visible y efusiva Esperanza Aguirre, la cual por cierto, en esos momentos todavía era presidenta del corrupto PP madrileño, no así a la hora de la emisión de este programa.http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-11/capitulo-12-consejo-exministros_2016021300202.html

Como fue capaz de imponer esa supremacía en las intervenciones del coloquio, solo es el esqueleto que daba forma a la contundencia del cuerpo argumental, a mi juicio, lo más relevante. Pero claro, para poder expresar dichos argumentos, has de saber hacerte escuchar. Su plática comenzó la calmada pero imparable ascensión, tras la intervención de la ya expresidenta Aguirre, hablando como viene siendo habitual por otro lado, en unos términos demagógicos y poco matizados sobre la formación "radical" Podemos, sus aspiraciones, su encubierta ideología, su supuesta implicación en la situación actual Venezolana,  y sus propuestas que nos quieren llevar a la actual situación Griega por su simpatía con el partido del gobierno heleno Siritza, (siempre en opinión de la lideresa).

Josep Borrel, mostró entonces su semblante más serio y mesurado al mismo tiempo, hablando con templanza y una expresión afable, pero con la contundencia que otorgan los argumentos bien fundamentados, sin caer en sensacionalismos, matizando y esclareciendo la importancia real de las relaciones de algunos Podemitas con países como Venezuela y su implicación en la situación actual del país de Simon Volibar, o desmintiendo totalmente por ejemplo, que el actual gobierno Griego sea el causante del nuevo retroceso de la economía helena, recordando que la crisis Griega no la comenzó un partido que tan solo lleva algo más de un año en el gobierno, y que por cierto, como explico en esta otra entrada, esta aplicando las medidas que le son dictadas desde Europa por parte de nuestros socios europeos, que tanto alaban nuestra gestión y a los que se supone hay que escuchar si queremos salir de la crisis. Eso no disculpa que al final la agrupación de izquierdas este claudicando y aplicando medidas para las que no fue votado, al menos en primera instancia, evidentemente. Pero son el mismo tipo de medidas que se vienen aplicando en el resto de países periféricos a conveniencia de las élites europeas y los partidos conservadores, como el PP que las representan. http://rigornortis.blogspot.com.es/2016/01/un-ano-con-tsipras-articulo-del-siempre.html

La no demonización de una formación democrática como es Podemos, pues ha aceptado las normas del juego constitucional español aunque sea para transformarlo o "derribarlo" como dicen algunas, irrumpiendo en las instituciones, dice mucho de la altura de miras de un político ligado a una formación que rivaliza directamente en la lucha por la hegemonía de la izquierda en este país, y que a buen seguro conoce que una de las intenciones de los morados, es precisamente ocupar el lugar del PSOE en el tablero político. Y sobre todo dice mucho de él, cuando en ese mismo programa, una compañera suya de partido, la exministra Calvo, antes de sentarse con el resto de comensales en la mesa, le comentaba a Esperanza Aguirre algo sobresaltada, que no se explicaba como había votado tanta gente a Podemos (aunque luego en la mesa se mostrara algo más mesurada a ese respecto). No se entonces si lo hizo por buscar un punto en común en una conversación cordial entre dos oponentes políticas, o porque realmente lo pensaba y le preocupaba.

Pero más importante todavía, el señor Borrell muestra esa mesura y ese rigor a la hora de hablar sobre los podemitas, a pesar de que muchos otros exministros y ex altos cargos de su partido (incluido el expresidente González), algunos coetáneos, se han expresado en términos muy similares a los del PP y la expresidenta madrileña sobre la formación de Iglesias. Quizá por su condición de verso suelto siga discrepando de la dialéctica mayoritaria de entre las viejas glorias, pero quizá sea también por que su integridad como político le permite expresarse en esos términos y con ese rigor, sin tener que recurrir a eslóganes grandilocuentes, ni incriminaciones afiladas que en muchos casos pretenden esconder las desvergüenzas propias.

De esta forma siguió con su exposición, bajo la atenta y respetuosa mirada de sus colegas de profesión, y de un Jordi Evole que parecía encontrarse en el papel del curioso alumno ante la perorata del gran profesor, cuando explicaba este, como habían de entenderse los entresijos de la corrupción, con sus experiencias desde el otro lado, desde el ministerio de hacienda, dejando algún recado que otro a los asistentes aunque de forma velada, y desdramatizando los posibles males relacionados con la posible falta de inversión empresarial si un gobierno de cambio ocupara el palacio de la Moncloa. Desde el realismo, pero sin la dramatización y magnificación  a la que acuden algunos, con ánimos de menoscabar la credibilidad y la viabilidad de las propuestas de otros.

¡Qué viene el lobo! ¡Qué viene el lobo! son los últimos cartuchos de los que ven peligrar su posición de privilegio, ostentada durante tantos años y apuntalada por la esclerótica estructura de los viejos partidos, a pesar del paso de las nuevas generaciones.

Y es que en la vieja España, no hay cabida para los versos sueltos, los discursos sopesados y rigurosos sobre cuestiones de fondo, en la vieja España, se pretende llevar la discusión política, a la teatralización de un guiñól, a la indumentaria de lo mitificado, a las conspiraciones internacionales que quieren revivir a los viejos fantasmas, la URSS, la Alemania Nazi,  E.T.A, quizá por eso las voces que menos se escuchan en los partidos de la vieja España sean las más cabales, y las menos eufóricas...por suerte estos no son más que los estertores de una vieja España que va muriendo aunque lentamente, dejando paso a otra más democrática, mucho más plural, mucho más inclusiva desde la diferencia, en definitiva, a un España  mejor.

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